Si
aún no la conoces, después de leer este post, lo primero que deberías hacer es
buscar su nombre en todas las redes sociales y seguir su trabajo. Que hay gente
con mucho arte, a estas alturas de la vida, era indudable, pero lo de ella… ¡Lo
de ella es de otro bendito planeta!
La
conocí cuando empecé a organizar mi boda. Alicante es muy pequeño, teníamos
amigas en común y gracias a las nuevas tecnologías terminé por enamorarme de
toda la decoración que hacía, por pequeña que fuera, junto a sus bonitas e inseparables
flores.
Para
ser justas, os enseñaré con lo que caí rendida... Así fue como mi, ahora ya,
marido supo que el tema decoración, sin Chitina no era negociable.
Desde
la primera reunión, sabía que no me había equivocado. Detallista, sincera,
leal, cuidadosa y encantadora, esas son las palabras perfectas que la describen,
igual que al trabajo que realiza.
En
todas sus versiones, Chitina consigue que termines adorando un mundo en el que
quizá antes no habías parado. En Del Verbo Invitar, ya os lo anticipábamos con
la Boda de María y Kike, fue ella quién ayudó íntegramente a que todos los
espacios quedaran así de bonitos, y es por ello que ya, para nosotras, se haya convertido es una parte fundamental.
Desde que apareció en nuestras vidas, no hay regalo que hagamos en el que no nos venga ella a la mente. Por eso, a todas y a cada una de las que nos leéis, os animamos a que a partir de ahora:
Regaléis flores. Regaléis Chitina.
Apúntalo en tu lista y visítala; seguro, seguro, que no te arrepentirás.
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